lunes, 26 de noviembre de 2012

Químicos para teñir la ropa, contaminan el medio ambiente y producen cáncer


Químicos para teñir la ropa, contaminan el medio ambiente y producen cáncer

Tirupur es un distrito de la India, en el estado de Tamil Nadu, al que se conoce con el nombre de Cinturón del Algodón, ya que allí hay plantaciones y fábricas de tratamiento de dicho tejido. Las lamentables condiciones laborales e higiénicas de los trabajadores y la falta de control de los vertidos químicos nocivos para el medio ambiente y para la salud humana permiten a las grandes marcas de ropa occidentales (Zara, H&M, C&A, Walmart, Primark, Polo Ralph Lauren, Diesel, Tommy Hilfiger, FILA, etc.) vender ropa a un precio muy bajo.


La India no es el único país que cuenta con estas condiciones, tan ventajosas para las empresas que proveen de telas a las marcas de moda de Europa y Estados Unidos como perjudiciales para los trabajadores. También en China y Blangladesh hay talleres donde se trata químicamente y, en ocasiones, también se confecciona, la ropa occidental.

El Cinturón Textil del Algodón de Tirupur ha sido criticado por grupos ambientalistas y por organizaciones en defensa de los derechos humanos, especialmente, por el grave riesgo que conlleva manipular sustancias químicas peligrosas para la salud humana, algunas de ellas, cancerígenas. El teñido químico de la ropa es uno de los procesos más contaminantes para el medio ambiente y más peligroso para los trabajadores si no cuentan con protección, como es el caso de los trabajadores de Tiripur.

Por éstas y otras razones, han cerrado muchas de estas fábricas y, donde antes había una enorme demanda de empleo, ahora hay barrios donde no hay trabajo y decenas de miles de personas están en paro. Se calcula que se perdieron cerca de 100.000 trabajos.
¿Significa esto que se ha acabado con la industria contaminantes del teñido químico? No. Los productores se llevan la fábrica a cualquier otra región del mundo donde haya mano de obra barata y escaso o nulo control de las condiciones laborales, sanitarias y medioambientales. Incluso si se produce un accidente mortal, a las compañías les sale muy barato indemnizar a las familias de los trabajadores fallecidos.
En la actualidad se están celebrando juicios en los que han declarado unos 250 trabajadores textiles indios de las provincias de Bangalore, Gurgaon y Tirupur, que han recibido acoso laboral en las fábricas que fabrican ropa para marcas occidentales. Marcas internacionales como H&M y Adidas están implicadas, así como representantes del Gobierno de la India.

Europa y Estados Unidos no se libran del problema

Pero tampoco los países occidentales, destino de la mercancía, están a salvo de los efectos perjudiciales de estos químicos, aunque a ellos les llegue el producto ya elaborado y empaquetado. Se han descubrir casos dealergias con hinchazón y picor de la piel por tenerla en contacto con algunas prendas de vestir.
El origen de este problema alérgico es un compuesto llamado N,N-dimetilformamida (o dimetilformida), un compuesto orgánico que se conoce por el nombre abreviado de DMF.
El DMF se ha relacionado con ciertos casos de cáncer y se cree que pueda causar defectos congénitos. En algunos sectores de la industria (occidental, se entiende) se prohíbe a mujeres trabajar con DMF. Algunos fabricantes de DMF han incluido la sustancia en la ficha de datos de seguridad como peligroso para la salud. A pesar de todo esto, la EPA (Environmental Protection Agency, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos) no lo considera peligroso y permite su uso. En Europa, no se puede usar en las fábricas (no hay problema, lo hacen en India y China), pero, aunque se detecten prendas con esta sustancia, se dejan pasar.
Diversas ONG seguirán luchando para destapar este terrible problema, yendo a los países pobres donde trabajadores sin derechos se juegan la vida para que los occidentales puedan vestir barato y a la última moda. Pero ése no es el origen del asunto. El origen son empresas químicas como BASF que son los que surten de estos contaminantes a las empresas instaladas en los países en vías de desarrollo. Y el final de la cadena es el consumidor que compra esa ropa.

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