El aspecto de las cosas, sobre todo sus colores, tiene efectos psicológicos asombrosos.
Hasta el punto de que el color de la ropa puede llegar a influir en la marca de los deportistas, por ejemplo. La investigación, recogida por la revista Nature, fue llevada a cabo por dos antropólogos de la Universidad de Durham: Russel Hill y Robert Barton.
Después de escudriñar las estadísticas de los combates de los Juegos Olímpicos de Atenas de 2004, descubrieron que vestir de color rojo aumenta las probabilidades de ganar.
Entre contrincantes igualados, la preponderancia de los ganadores de rojo es lo suficientemente relevante como para no ser producto de la casualidad. Tal vez porque el rojo está asociado popularmente a la guerra, a la acción, a la violencia de la sangre. Como si así los deportistas se pudieran poner un traje de superhéroe. Como la pluma que usaba Dumbo a fin de obtener la confianza suficiente para volar.
El tamaño y el peso de los objetos también pueden modificarse (psicológicamente) empleando los colores. Si los porteadores de una mudanza protestan por el excesivo peso de las cajas que deben transportar, siendo éstas de color negro, basta con cambiar el negro por el blanco y, automáticamente, los porteadores sentirán que el peso disminuye. Porque psicológicamente el blanco pesa menos que el negro.
U otro: un comensal que sólo percibiera el mundo en blanco y negro y se dispusiera a consumir un plato de spaghetti, sentiría arcadas, pues sólo vería gusanos negros y pulposos, un mejunje vermiforme que al paladar sabría como tal, jamás como spaghetti. Porque el color también otorga sabor a un alimento.
Vía | La psicología del color de Eva Heller / Un antropólogo en Marte de Oliver Sacks
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