El poder de los incas se basó en el talento para unir y combinar los avances y conocimientos más antiguos e importantes de todas las culturas que habían existido antes que ellos, logrando crear un sistema que les permitió expandirse por gran parte del área andina.
Durante la época del contacto, los europeos se toparon con culturas y pueblos que tenían complejos sistemas de organización política y social, principalmente en la zona que hoy es Perú, Bolivia, norte de Chile y noroeste de Argentina. Dentro de esta gran variedad, destacó uno en especial, que en esos momentos había conquistado y controlaba gran parte de este territorio: los incas.
Los incas no siempre fueron un gran imperio. En un comienzo habitaban en aldeas en el valle del Cuzco donde practicaban la agricultura. Por mucho tiempo compartieron con otros pueblos y culturas, y en algunos casos fueron dominados por ellos. Gracias a estos contactos, los incas adquirieron distintos conocimientos que finalmente los convirtieron en la potencia más importante de los Andes centrales a la llegada de los españoles.
La influencia de Tiwanaku
Mientras las aldeas incas se dispersaban por el valle de Cuzco, en el año 100 d.C., surge en el altiplano boliviano –en la orilla sur del lago Titicaca– una importante cultura denominada Tiwanaku, cuya influencia afectó a gran parte de la zona norte de Chile y Argentina. Destacaron por la construcción de edificios en piedra finamente tallada, para lo cual trasladaban gran cantidad de personas de otros lugares para trabajar en la construcción de sus centros ceremoniales. Entre esta población estaban los ancestros de los incas, quienes durante un largo período de tiempo vivieron en territorio Tiwanaku. De ellos aprendieron las estrategias y el uso de la piedra en las construcciones, y otras artes y técnicas, como la ganadería de camélidos –llamas y alpacas–,muy características y propias del altiplano.
La influencia de Wari
Un poco después que Tiwanaku, surge la cultura Wari, pueblo que se caracteriza por conformar uno de los primeros ejércitos de tiempo completo y la primera ciudad en los Andes del Sur. Ellos levantaron edificios, casas, almacenes, calles y plazas, que rodearon con grandes muros. Estos dos aspectos también fueron tomados y desarrollados posteriormente por los incas.
En el año 1200 d.C., luego de la caída de Tiwanaku y Wari, los incas se impusieron sobre los demás grupos y se instalaron en la ciudad de Cuzco, desde la cual comenzaron a prosperar rápidamente. Los conocimientos adquiridos de los desarrollos anteriores potenciaron sus fuerzas. Así, las lecciones de ganadería, metalurgia y trabajo en piedra de Tiwanaku; junto con la estrategia militar, la organización de ejércitos y expediciones, la administración de nuevos territorios, la ampliación y el mejoramiento de caminos y puentes, el uso intensivo de sistemas de correo, quipus y movilización de mitimaes de los Wari, entre otras cosas, fueron implementadas y perfeccionadas por los incas, pero en beneficio propio.
Cuzco, la cuna del Imperio
El área nuclear de la cultura Inca se encontraba en el valle de Cuzco, Perú. Este valle era especial porque en él se unían tres paisajes importantes: la sierra montañosa, la selva amazónica y la extensa altiplanicie andina. La combinación de climas resultante permitió a los pueblos cultivar distintos alimentos y obtener diferentes materias primas para hacer sus ropas, artesanías y todo tipo de bienes.
En este valle se fundó la ciudad de Cuzco, la cual se convirtió en la capital del imperio Inca. Con los conocimientos adquiridos planificaron y construyeron una ciudad de enormes y ricos edificios finamente tallados en perfectos bloques de piedra. Las paredes fueron tan bien hechas que no cabía ni una aguja entre los distintos bloques, que sólo fueron encajados. La población fue creciendo –llegando a los 300 mil habitantes– y se establecieron divisiones sociales, donde surge la figura del Zapa Inca a la cabeza.
Posteriormente, el pueblo Inca se expandió por gran parte del área andina: desde el sur de Colombia hasta el río Cachapoal en Chile y desde el océano Pacífico hasta la vertiente oriental de los Andes. Este enorme territorio se llamó Tawantinsuyu, que quería decir “mundo ordenado por cuatro partes”. Cada una de estas cuatro partes o provincias era administrada por gente de confianza del Zapa Inca o emperador. Estas regiones se llamaban:
1. Chinchaysuyu: Provincia ubicada en la costa norte de Perú hasta Ecuador, al noroeste del Cuzco.
2. Kontisuyu: Provincia que comprendía la costa sur de Perú, al suroeste de Cuzco.
3. Kollasuyu: Provincia ubicada al sur de Cuzco, que incluía Chile y Argentina.
4. Antisuyu: Provincia ubicada en la zona selvática y cordillerana, al este de Cuzco.
La expansión del Imperio
Así, mientras en un principio sólo ocuparon una pequeña parte del valle, con el tiempo cada gobernante Inca fue expandiendo su territorio para obtener las riquezas y los productos necesarios para gobernar. Rápidamente conquistaron a los grupos de sus alrededores, haciéndose cada vez más poderosos. Uno de los gobernantes más importantes fue Pachacuti Inca Yupanqui, quien conquistó la mayor cantidad de territorio, desde Quito en Ecuador por el norte, hasta el norte chico de Chile por el sur. Esta serie de conquistas continuaron hasta que se alcanzó la máxima expansión del territorio Inca, que en Chile llegó hasta el río Cachapoal, en la Región del Libertador General Bernardo O'Higgins. La conquista de esta parte fue dirigida por Tupac Inca Yupanqui, sucesor de Pachacuti Inca Yupanqui.
Como estrategia de conquista, los incas no utilizaron sólo la fuerza, sino también la diplomacia, sobre la base de regalos y alianzas, aunque siempre respaldados por la presencia de un ejército fuerte y sumamente experimentado. Así establecían contacto con los grupos a conquistar, les ofrecían regalos a sus jefes, hacían ceremonias y les iban convenciendo de lo ventajoso que era unirse a ellos. No los obligaban a cambiar de religión ni de creencias, sólo les pedían que reconocieran al Sol como dios principal y que le entregaran un tributo al Inca. A cambio, éste les daría riquezas y les aseguraría alimentos y diversos productos de todas partes del Imperio. Para esto, el Inca enviaba diversos administradores –de los cuales el más importante era el virrey, un representante directo de la presencia real en distintas partes del Imperio–, quienes negociaban con los líderes locales.
El camino del Inca
Para mantener el control y transportar sus productos por todo el territorio, los incas expandieron una extensa red de caminos. Estos eran amplios, seguros, muchos de ellos empedrados y llevaban a todos los lugares del gran Imperio. Cada cierta distancia los incas construyeron tambos, que eran lugares de alojamiento y bodegas donde guardaban comida para los viajeros. Muchos poblados y centros importantes estaban ubicados a orillas de esta compleja red de caminos, lo que hacía más fácil su mantención y uso.
Por estas rutas transitaban personas a pie y caravanas de llamas cargadas de productos y recursos. Por estos caminos también transitaban los chasquis o mensajeros, quienes corrían de tambo en tambo llevando mensajes e información hacia y desde el Cuzco. Esta costumbre fue tomada de la cultura moche y posteriormente de Wari. Pese a que fue conocida, la rueda no se utilizó en América para construir vehículos, muy probablemente por lo irregular de su geografía.
La arquitectura Inca
La arquitectura fue un elemento importante en la expansión y el dominio incaico, ya que reflejaba su estructura de poder, es decir, en el diseño arquitectónico y la distribución de los espacios los incas definieron el trato con los súbditos. En este sentido, la arquitectura se convierte en un reflejo de las concepciones reales y mitológicas del Cuzco, haciéndose importante repetir estos patrones en todo el Imperio.
Las construcciones incas fueron principalmente de piedra, trabajada en distintos grados, aunque también se utilizó el adobe en algunos lugares. En piedra destacan las construcciones de la ciudad de Cuzco, donde los bloques de piedra fueron tratados con tal finura que no necesitaron un material que los adhiriera entre sí, ya que encajaban perfectamente, sin que un cabello quepa entre ellos.
La forma de los recintos era generalmente rectangular, con puertas, ventanas y hornacinas trapezoidales. El techo se construía a dos aguas. Algunas estructuras importantes de señalar son las kanchas o espacios abiertos para realizar los rituales de reciprocidad entre el Estado y los pueblos conquistados. En cada zona instalaban un centro administrativo nuevo o acomodaban alguno previo. Con estos principios construyeron importantes centros religiosos, ceremoniales y ciudades a lo largo del imperio, combinando en muchas de estas construcciones elementos incas y locales.
El fin del Imperio
En 1532 los españoles llegan a la costa de Perú, atraídos por las historias de grandes ciudades llenas de riquezas. Guiados por Francisco Pizarro, llegaron a Cuzco y aprovecharon el conflicto que existía en ese momento entre Huáscar y Atahualpa, por la elección del nuevo gobernante para el Tawantinsuyu. A partir de ese momento comienza la decadencia y desaparición del gran Estado andino, Las antiguas costumbres se eliminan y el sistema andino colapsa, se mezcla y une con la tradición católica y europea, surgiendo nuevas formas de expresión tanto políticas y económicas como artísticas y religiosas, que dan paso a la cultura latinoamericana de hoy.
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