Los tubos de escape de los cohetes podrían llegar a ser un importante factor contaminante en las próximas décadas y contribuir así al cambio climático global, señala un estudio reciente realizado por especialistas de la Universidad de Colorado en Boulder (Estados Unidos).
En la investigación se ha descubierto que sería el hollín que emiten los cohetes, y no sus emisiones de dióxido de carbono, lo que supondría el mayor potencial contaminante.
Los autores de la investigación asumieron que se va a producir un rápido crecimiento del mercado del turismo espacial suborbital en los próximos años, y trataron de calcular el impacto de este desarrollo en el medioambiente.
Suponiendo que se alcancen los 1.000 vuelos suborbitales por año, tal y como han anunciado los promotores del desarrollo del turismo espacial, las partículas de hollín que los cohetes emitirán a la atmósfera a una altitud de alrededor de 40 kilómetros podrían contaminar las atmósfera durante años. Su presencia provocaría el calentamiento atmosférico mucho más que el dióxido de carbono emitido por los mismos cohetes.
Por otro lado, el sistema climático es especialmente sensible a este tipo de partículas y la atmósfera entera se ajustaría a su presencia, con un complejo patrón global de cambio, advierten los investigadores.
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