Hace menos de un mes te contábamos sobre el enunciado de la llamada “Ley de Moore para la ciencia”. Según algunos científicos, y a partir del análisis de los avistamientos de planetas extra solares realizados en los últimos 10 o 15 años, había una gran probabilidad de encontrar uno que fuese habitable en los próximos meses: “Existe un 50% de probabilidades de que en mayo del 2011 descubramos un planeta similar a la Tierra, con condiciones biofísicas como las que cuenta nuestro planeta y capaz de albergar vida”. En ese momento nos preguntábamos qué tan acertada podía ser una predicción de ese tipo. Es que después de todas las tonterías enunciadas por Nostradamus, la catástrofe informática del año 2000 y otros fallidos similares, nos habíamos vuelto bastante escépticos respecto de cualquier pronóstico a futuro. Sin embargo, un anuncio hecho en las últimas horas por un grupo de cazadores de planetas de los Estados Unidos podría convertir esa predicción en una certeza.
El astrónomo Steven Vogt, de la Universidad de California en Santa Cruz, Estados Unidos, junto a su colega Paul Butler, del Instituto Carnegie, de Washington, utilizaron un telescopio 10 metros ubicado en Hawai para medir las oscilaciones de la estrella Gliese 581. Estas oscilaciones, como hemos explicado en otras oportuinidades, se producen a partir del “tirón” gravitatorio que provoca un planeta que gira a su alrededor. Los científicos compararon sus datos con los publicados anteriormente por Michael Taylor, quien había trabajado con el telescopio de 3,6 metros del Observatorio Europeo del Sur, en Chile y concluyeron que los movimientos de Gliese 581 eran provocados por la existencia seis planetas. De ellos, dos eran hasta entonces desconocidos. Uno de esos dos tiene una masa siete veces mayor a la de la Tierra, y describe una órbita que demora 433 días en completarse. Está a una distancia demasiado grande de la estrella como para poseer agua líquida. El restante podría ser el primer exoplaneta habitable del que tengamos noticia.
Denominado “Gliese 581 g”, el sexto planeta de esta estrella que se encuentra a 20 años luz del Sol tiene una masa que es tres veces mayor a la del nuestro, y describe una órbita a una distancia adecuada de Gliese 581 como para poseer lagos o mares. Su “año” tiene una duración de solo 37 días, determinado por la velocidad con la que se desplaza alrededor de su sol y la distancia que lo separa de este. Lo mejor de todo es que se encuentra dentro de la denominada “zona habitable”, una región en la que las temperaturas provocadas por la luz solar es adecuada para sostener vida del tipo que conocemos aquí, en la Tierra. Además, el tamaño del exoplaneta hace suponer que está conformado principalmente por rocas (como la Tierra), proporcionando una superficie firme sobre la que vivir. Los planetas más grandes, con masas a partir de unas diez veces la de la Tierra, suelen ser gaseosos, por lo que vivir en ellos es -según nuestros estándares- bastante complicado. Gliese 581 g, hasta donde sabemos, se parece lo suficientemente a la Tierra como para que algún día podamos vivir en él.
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