A título de garantizar el alimento para el pueblo, se pretende legalizar el uso de semillas transgénicas que acaban con la seguridad y soberanía alimentaria y no con el hambre ya que desplaza a los cultivos destinados a la alimentación del pueblo.
Los Bolivianos debemos cuestionar ¿queremos alimentos transgénicos? ¿de que calidad? Y ¿bajo que riesgos?
A mediados del mes de Octubre se promulgo la ley de la Madre Tierra y Desarrollo Integral para Vivir bien, ley polémica para todos porque ha sido elaborada sin la participación del pueblo como denunciaron diferentes sectores sociales, basta ver que el objetivo central no es la madre Tierra sino el “Desarrollo Integral” entendido como un crecimiento netamente económico; reproduciendo el modelo extractivista, capitalista y tomando a la Madre Tierra como un simple discurso, pese que al denominarla Madre conlleva a afirmar que es sujeto de dignidad y portadora de derechos. No se ha comprendido esta dimensión porque a una madre no se la puede explotar económicamente y un ejemplo claro es el retroceso en este intento de incorporar en la ley el uso de semillas transgénicas.
La legalización de semillas transgénicas implicaría una forma de capitalismo privado con terribles impactos negativos:
-En lo social enriquecen a las grandes transnacionales del agronegocio y a los empresarios latifundistas con paquetes tecnológicos, los campesinos, pequeños productores, pueblos y comunidades productoras seguirán perdiendo la propiedad de semillas, pagando patentes a empresas transnacionales como la Monsanto.
- Ambientalmente la introducción de semilla transgénica atenta contra la biodiversidad, los agroquímicos contaminan el agua y la tierra destruyéndola.
- Los transgénicos forman parte de un modelo agroexportador que implica monocultivos a gran escala destruye bosques que son fuente de biodiversidad y hábitat de los pueblos indigenas.
- Los riesgos en la salud están demostrados con diversos estudios, el mas impactante es el recientemente presentado por investigadores Franceses Gilles-Eric y Séralini en el cual se demuestra que ratas que consumieron maíz transgénico en mayor y menor proporción han desarrollado tumores cancerígenos, daños severos en riñones, necrosis de hígado y reducción de la expectativa de vida. ¿Es que queremos que pase esto también con las personas?
La soberanía y seguridad alimentaria constituye un objetivo estratégico y una obligación del Estado para garantizar que las personas, comunidades, pueblos y nacionalidades, alcancen la autosuficiencia de alimentos sanos y culturalmente apropiados de forma permanente y esto no se logrará con los transgénicos.
Estamos convencidos que es necesario hacer cambios en la ley de la Madre Tierra pero cambios de objetivo, de visión y no de retrocesos en la protección de la seguridad y soberanía alimentaria, velemos por la calidad de Vida y no así por el lucro de privados y empresas transnacionales.Ecoportal.net
FOBOMADE - Oruro
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