lunes, 19 de noviembre de 2012

Columna: Literatura erótica, a la sombra de Grey



Por Virginia Lombraña para MujerHoy.com
A nadie, o a muy pocas personas, se le hubiera ocurrido hace unos años manifestar abiertamente su predilección por la novela erótica y, seguramente, tampoco mencionar que habían hojeado uno de esos libros que había caído en sus manos… por casualidad. Esos gustos quedaban reservados al terreno íntimo. Es más, conseguir una obra de esta temática exigía armarse de valor, pues las librerías les tenían reservado un anaquel perdido, y poco frecuentado, lo que hacía de esta lectura algo casi clandestino.
Pero las cosas han cambiado, y mucho. Los aficionados a la novela romántica del siglo XXI han salido del armario y la culpa la tiene una trilogía: ’50 sombras de Grey’ (Ed. Grijalbo). Un “best seller” que ha vendido más de 40 millones de ejemplares en todo el mundo (en España, más de 1.500.000 desde junio) y que ha conseguido que las librerías le dediquen a este género un lugar preferente. Ella sola, con la ayuda del boca a boca, ha logrado derribar tabúes y crear, en palabras de su editora, Ana Liarás, “todo un fenómeno sociológico”. Como muestra, un botón: fuentes de Fnac España reconocen que “el porcentaje de incremento de ventas de este género en nuestro país hay que cifrarlo no por cientos, sino por miles”. Y a su vera, “toda una serie de productos anexos para todos los públicos, como ensayos sobre técnicas sadomasoquistas, cajas-regalo con manuales y objetos sexuales, colecciones de bolsillo eróticas…”.
Se ha pasado de un extremo a otro en menos de cuatro meses. Lo raro es que un amigo no nos haya recomendado alguno de los numerosos títulos calientes que atiborran los escaparates, o no haber oído comentar sin tapujos alguna de las tórridas escenas que calientan estas tramas. Los foros oficiales, las secuelas cinematográficas y los vídeos de promoción para las plataformas on line han conseguido cambiar la percepción hacia este género, atraer lectores y suscitar la curiosidad de los aficionados a la literatura con mayúsculas. Porque, sobre esto, también hay encendidas discusiones: ¿se trata de productos menores o de novelas con todas las de la ley?
Noe Casado, autora de ‘Treinta noches con Olivia’ (Ed. Esencia), lo tiene claro: “Hay que examinar estos libros con los mismos parámetros de calidad que otros géneros. Son entretenimiento, que es la esencia de cualquier novela. Si lo que se busca es adoctrinar, para eso ya están las obras de no ficción, los ensayos o los libros técnicos. Pero no hay que pensar que por leer novela romántica-erótica perteneces a un grupo de analfabetas. Eso no es cierto. Es cuestión de gustos, nada más”. Y tampoco está de acuerdo con que los lectores de estos libros idealizan las relaciones de pareja: “No veo por qué van a pretender vivir una historia así. Es como si dijéramos que por leer ‘Los pilares de la Tierra’ te vas a poner a construir una catedral”, sentencia.
Puro escapismo para muchos, pero el ámbito de la fantasía, a veces, logra colarse en la vida real. La psicóloga y sexóloga Paula Cajide, vocal de la asociación Lasexología.com, atiende en su consulta a parejas que se han adentrado en estas páginas y que les han servido para desinhibirse y despertar el deseo. “Lo bueno de estas obras es que han normalizado este tipo de literatura, que estaba estigmatizada, y ya no se consideran como perversiones prácticas. Muchas de las personas que vienen a terapia y que han leído estos libros han enriquecido su relación, porque esta lectura produce excitación y morbo”, apunta.
Alto voltaje
Justamente, el ingrediente sexual es el que ha transformado 1800 el folletín romántico y el que ha dado lugar a este furor globalizado. Y es que un tema tan universal da para mucho, no importa si el asunto se localiza en los Hamptons, como ocurre en el último lanzamiento de Planeta (‘Indiscreción’, de Charles Dubow); en las avenidas más trendy de Nueva York, caso de ‘No te escondo nada’, de Sylvia Day (que vende 80.000 copias por semana en el Reino Unido); o en Burgos, donde se desarrolla ‘Treinta noches con Olivia’. Y tampoco si el aliño son unos acordes de rock & roll, al estilo de la serie ‘Pecadores’ (Ediciones B), o el fetichismo de unos universitarios, hilo del que tira ‘Diario de una sumisa’, que Grijalbo publicará en enero.
“No hay una receta tipo –según explica la autora Noe Casado–, pero lo que no puede faltar es una historia de amor y escenas de sexo. Y todo ello aderezado con una trama que incorpore intriga, misterio, humor…”. Comparte esta opinión Esther Escorza, editora de Esencia, que añade otro componente, el de la estrategia de publicidad y comunicación: “En estos libros se llama a las cosas por su nombre y la principal diferencia con la novela erótica al uso es la apariencia de las cubiertas. Se ha huido de chicos estupendos o mujeres sugerentes. Ahora las lectoras no tienen que forrar los libros. Es más, los pasean orgullosas, como queriendo decir “lo estoy leyendo”.
Y no solo ellas porque, aunque no hay estadísticas segmentadas, parece que lo que lleva la etiqueta “porno soft” ha seducido también a los hombres. “El cliché es que son historias que atraen a mujeres de cierta edad, pero el abanico es más amplio. Conozco a más de un hombre que ha disfrutado con una famosa saga y entre el público femenino se ha bajado el listón a los 18 años”, apunta Esther Escoriza. Para Cristina Hernández, editora de Planeta Internacional, “los lectores están abiertos a nuevas tendencias y, cuando se les ofrece algo atractivo, estan dispuestos a probarlo”. Inma Bretones responde al perfil de lectora dibujado en los medios de comunicación. Con 33 años y dos hijos pequeños, comenta que ha devorado la trilogía (solo necesitó una semana para las más de 1.700 páginas). “Soy una apasionada de los libros, aunque nunca, hasta ahora, me había acercado a este género. El primero me gustó y me escandalizó. Los que vinieron después, me atraparon. De hecho, cuando acabé ’50 sombras de Grey’ quería saber más sobre los personajes. No me resignaba a dejar de leer”, asegura.
Pero no todas las lectoras opinan igual: “Yo lo leí y, sinceramente, no me gustó. Me pareció una tontería, una cadena de tópicos, que nunca funcionaría si no fuera por ese ingrediente pornográfico. Además, me parece denigrante la imagen que se da de la mujer en este tipo de historias”, asegura Sonia Rodríguez, desencantada tras haber “caído” en la tentación de leer la trilogía de moda. Sin embargo, la mayoría de los que se han sumado a esta corriente reconoce que tiene algo (o mucho) de adictiva. Insisten en que, cuando se llega a la última página, se quiere más.
Pero, ¿tiene futuro o es un fenómeno pasajero? Para Cristina Hernández, de Planeta Internacional, “se trata de una moda, que perdurará un tiempo, pero irá perdiendo fuerza y será reemplazada por otra”. Coincide con ella Ana Liarás, la descubridora en Amazon de un e-book autoeditado que había generado notables ventas, pero en el que ninguna editorial había reparado (se llamaba ’50 sombras de Grey’). Cuando estaba negociando los derechos para papel, se le adelantó la editorial norteamericana. Considera que se trata de una tendencia, que va a seguir algún tiempo y pronostica que, de aquí a Navidad, asistiremos a una avalancha de lanzamientos. De hecho, en menos de un mes Esencia pondrá a la venta el primer volumen de una serie que lleva por título ‘Pídeme lo que quieras’, de Megan Maxwell. La editorial para la que trabaja Liarás planea una colección de relatos eróticos para mediados de 2013. “Habrá una saturación como pocas veces hemos visto y creo que la tendencia se va a agotar rápido”, añade.
¿Quién sabe? Quizá tenga cuerda para rato, porque la sombra de Grey parece ser muy alargada. Por lo pronto, ‘¿Dormimos juntos?’, una historia subida de tono y sin promoción, más allá de la que le han hecho en Twitter los amigos de la autora, Andrea Hoyos, se ha convertido en un bombazo en Amazon. Ha conseguido lo imposible: que un e-book español destrone a la trilogía que ha armado todo este revuelo y se ponga por delante de ella, en lo que a ventas digitales se refiere. La historia se repite…

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