Pelearon en los Balcanes como parte un grupo paramilitar llamado “Los tigres de Arkan”. Tras la guerra se dedicaron a todo tipo de actividades ilegales, según la justicia de Serbia que los busca por su supuesta implicación en el asesinato de un exprimer ministro. Los detuvo la Policía española en febrero y su extradición iba encaminada, hasta que un asesinato con prácticas de canibalismo se puso en medio.
En las próximas semanas, la Audiencia Nacional de España deberá decidir si acepta el pedido de la Fiscalía: que antes de subir a un avión con destino a Belgrado, Vladimir Milisavljevic y Sinisa Petric rindan cuentas ante la justicia española por supuestamente haber matado a un compañero, cuyo cadáver fue devorado en parte.
También esta pendiente la decisión sobre el jefe de ambos, Luka Bojovic.
Además de asesinato, los “tigres” están acusados en España de otros delitos como tenencia de armas de guerra, pertenencia a organización criminal, detención ilegal, falsedad de documento público y robo con intimidación.
Canibalismo
La historia de estos tres exmilicianos balcánicos se remonta a la Yugoslavia de la última década del siglo pasado. En aquel entonces formaban parte de una milicia llamada “Los tigres de Arkan”.
“Surgieron con el auspicio de la policía secreta yugoslava y muchas veces eran reclutados entre grupos de hooligans” de clubes de fútbol serbios, le explica a BBC Mundo Marko Milosevic, investigador del Centro Belgrado para Políticas de Seguridad (BCSP).
La caída del expresidente yugoslavo Slobodan Milosevic en 2000 desembocó en una reorganización de estos profesionales de las armas, que acabaron formando el clan Zemun, acusado de dedicarse al tráfico de personas, drogas y armas, además de asesinatos por encargo, entre otros delitos.
Debajo del Puente de la Reina Victoria, en el río Manzanares, se encontraron restos óseos.
“Eran una mafia intocable y su crueldad era conocida desde la época de la guerra”, apunta el investigador del BCSP.
La complicada situación judicial en la que se encontraron les hizo abandonar Serbia. Bojovic, de 39 años, era el cabecilla del clan, y está acusado de ser autor intelectual del asesinato del exprimer ministro serbio Zoran Djindjic, ocurrido en 2003.
También se le señala como partícipe en otros más de 20 asesinatos en Serbia, Holanda y España, según las autoridades de este último país. Además, se le busca por delitos de blanqueo de capitales.
Milisavljevic es señalado como lugarteniente de Bojovic y autor material del magnicidio. Por su parte, Petric es considerado un sicario del clan y se había fugado de una cárcel serbia, según información del Ministerio de Interior español.
Las autoridades ibéricas sabían que uno o varios de los antiguos “tigres de Arkan” podían llegar a pisar territorio español. De hecho la mujer e hijos de Bojovic vivían en la provincia de Alicante y utilizaban sus nombres reales. Pensaban que era cuestión de tiempo hasta que apareciera el líder del clan Zemun.
Tras un trabajo de 20 meses, la policía de España detuvieron al trío en un restaurante de Valencia.
Posteriormente, las autoridades allanaron inmuebles de la misma ciudad y encontraron armas entre las que se destacan tres subfusiles de asalto Scorpio, utilizados habitualmente por “los sicarios de la mafia serbia”, según el Ministerio de Interior. También se incautaron del equivalente a U$S 722.000 en billetes de euros.
Detalles mortales
Pero el costado más macabro de la historia trascendió por una carta hallada por la policía en una de las viviendas. El texto describía en detalle el final de otro integrante del clan. La misiva explicaba que, por un acto desobediencia, se le dio muerte a Milan Jurisic a golpes de martillo. Luego fue descuartizado, según publicó extensamente la prensa local.
Según los principales medios de comunicación españoles, que citan fuentes de la policía, “Los tigres de Arkan” comieron parte del cuerpo de la víctima. El diario El País ahondó en los detalles y publicó que comenzaron por la próstata.
“Este miembro, junto con el órgano sexual, es lo primero que se come”, relata el documento, según la cita que hace de él el diario madrileño.
El resto del cadáver fue cortado con una sierra, triturado y picado a máquina. Los huesos fueron arrojados al río Manzanares, en pleno Madrid, según la carta.
La exactitud de lo descrito en la nota se puso a prueba con un operativo en dicho río a la altura del Puente de la Reina Victoria.
Y allí la policía halló restos óseos. También se encontró una parte de una máquina de picar. Aun no hay resultados definitivos del ADN, pero, basándose en fuentes policiales, la prensa local asegura que se trata de Jurisic.
El futuro
El futuro de los tres “tigres” lo definirá la Sección Tercera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional. Este órgano judicial se ocupa de determinados delitos relacionados con el crimen organizado como el terrorismo, entre otros. También tramita cuestiones de cesión de jurisdicción en materia penal derivadas del cumplimiento de tratados internacionales.
Los jueces evaluarán la petición de la Fiscalía a la luz del tratado de extradición que España firmó con Yugoslavia, vigente desde 1982 y que sigue siendo de aplicación con Serbia, y del Convenio Europeo de Extradición. Ambas normativas prevén la “entrega aplazada o condicionada”.
Los restos de Milan Jurisic fueron luego cortados con una sierra, triturados y picados a máquina.
Uno de los supuestos de esta demora es que el detenido pueda ser perseguido en el país donde fue detenido “por un hecho distinto de aquel que hubiere motivado la solicitud de la extradición”.
Para el abogado penalista Ignacio Gordillo, quien fuera fiscal de la Audiencia Nacional durante 30 años, en este caso “tiene preferencia la jurisdicción española para juzgarlos por los delitos cometidos en el país”, según le explica a BBC Mundo. Recién después de juzgarlos se procedería a la extradición, en su opinión.
Para la defensa los tres detenidos son inocentes de todas y cada una de las acusaciones realizadas por la justicia española. “En especial del macabro hallazgo en el río Manzanares, que es lo que más daño les produce a las familias”, dice la abogada de los acusados, María del Mar Vega. “Los informes dejan claro que no tienen nada que ver con eso”, añade.
Vega alegó en todo momento que, de ser extraditados, los acusados corrían el riesgo de que no se respetaran sus derechos y garantías en Serbia.
“Serbia es un país que hace apenas un año (en mayo de 2011) retiró sus reservas al Convenio Europeo de Derechos Humanos”, le comenta la abogada a BBC Mundo, para ejemplificar sus dudas sobre la justicia de aquel país.
También pone en duda la independencia de los jueces. Además se queja de que Serbia “no cumplió” con una reciente comisión rogatoria al prohibirle a ella presenciar un interrogatorio a dos testigos del caso detenidos en Belgrado, habiendo viajado especialmente para ello, según detalla.
Será la justicia española la que decida si son estos argumentos los que definan la suerte de los miembros del clan Zemun, o si finalmente son los supuestos delitos cometidos en España los que frenen el viaje a la capital serbia.