viernes, 1 de julio de 2011

El origen de... el corrector líquido


El corrector líquido es hoy en día una cosa del pasado. Aunque todavía se usa en la escuela (donde se escribe a mano en la mayoría de los casos) y para hacer “graffitis” o rayados en bancas públicas y baños, la verdad es que con la masificación de la tecnología el liquid paper ha perdido la relevancia que tuvo alguna vez.
Aun así, este invento llegó a solucionar un gran problema en su tiempo y se convirtió en un producto estrella que llegó a todos los estuches de estudiantes y profesionales.

Dedos torpes

Bette Nesmith había dejado la escuela en 1941 a los 17 años para trabajar como secretaria. Pese a que su trabajo implicaba escribir a máquina, Bette nunca llegó a ser un as del tipeo y constantemente tenía que corregir lo que escribía. Para ella, lo peor fue la masificación de las máquinas de escribir eléctricas después de la Segunda Guerra Mundial.
El problema con las máquinas eléctricas era que usaban una cinta de carbón para marcar las letras sobre el papel. Esta tinta no permitía borrar los errores con una goma, porque dejaban una mancha gigante en la hoja.
Así, Bette, que para 1951 era secretaria ejecutiva en un banco en Dallas, se veía forzada a reescribir páginas completas por culpa de un pequeño error, lo que era bastante frustrante.
La secretaria empezó a pensar cómo solucionar este problema. Se le ocurrió que como no se podía borrar, quizás el error se podía pintar encima. La inspiración le llegó cuando observó a unos pintores que estaban decorando las ventanas del banco para Navidad. En lugar de borrar las partes donde se equivocaban, los pintores simplemente pintaban una capa extra encima, haciendo desaparecer el error. Bette pensó que lo mismo se podía aplicar en los papeles cuando se cometía un error con la máquina de escribir. En la cocina de su casa, Bette mezcló tempera blanca y llenó una botellita con el líquido. Además se llevó un pincel. Cuando cometía un error en una página, simplemente pintaba encima, y cuando la pintura secaba, volvía a escribir la letra.

Adios errores

Otras secretarias, asombradas por la utilidad del asunto, empezaron a pedirle a Bette que les diera botellitas de pintura. Así, Nesmith comenzó a compartir su mezcla, que comenzó a llamar “Mistake Out” (Fuera Error). Con la ayuda de un vendedor de suministros de oficina, un profesor de química y un empleado de una empresa de pintura, Bette comenzó a experimentar en su cocina mezclando la témpera con otros químicos para lograr un mejor producto que secara rápido y cubriera bien.
Para 1956, Bette estaba vendiendo botellas de Mistake Out a todas las secretarias del banco. El garage de su casa se convirtió en una pequeña fábrica y su hijo le ayudaba con la producción. Viendo el éxito que tenía la mezcla, le cambió el nombre a “Liquid Paper” y lo patentó. En 1958, una revista mencionó el Liquid Paper, y Bette recibió montones de pedidos, incluyendo 400 botellas solicitadas por General Electric, en tres colores diferentes.
Con todo ese trabajo extra, Bette cometió un error mientras escribía una carta en el banco: tipeó el nombre de su propia compañía en una carta que escribió para su empleador. Así que por eso la despidieron, pero su cesantía le permitió dedicarse completamente al Liquid Paper. Para 1964, la empresa vendía 5.000 botellas a la semana. En 1968 vendía 1 millón a la semana, y ya tenía instalada una fábrica propia.
Para 1975 ya fabricaban 500 botellitas por minuto, convirtiendo al invento en todo un éxito. En 1979, Nesmith vendió la empresa a Gillette, y se retiró del negocio. Con el dinero que obtuvo por la venta, creó una fundación de apoyo a las mujeres emprendedoras.
El Liquid Paper fue vendido luego a Newell Rubbermaid, que rebautizó la marca como “Papermate” en algunos lugares. También se desarrollaron a partir de él múltiples variaciones, como tener la pintura dentro de un lápiz, en una cinta, de secado rápido, etc., junto con muchas marcas más (entre las más famosas, el Tipp-Ex).
Con la llegada de la computación y la masificación de la misma, el Liquid Paper pasó a estar reservado para trabajos a mano en el colegio o para fines artísticos, pero ya no tiene la relevancia que alguna vez tuvo. Borrar una letra hoy en día se hace de una forma mucho menos complicada, simplemente presionando una tecla. De todos modos, el corrector es una muestra de que a veces, la necesidad es una buena fuente de inspiración, aunque sea para cosas muy simples.

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