¿Qué hace atractivo a un rostro? La mayoría de los estudios han encontrado que nos atraen los rostros "promedio", así como aquellos cuyos rasgos son los convencionales de uno u otro sexo, o en otras palabras la "masculinidad" en los hombres y la "feminidad" en las mujeres.
Los psicólogos Christopher P. Said de la Universidad de Nueva York y Alexander Todorov de la Universidad de Princeton sospechaban que el atractivo físico es un fenómeno más complejo que la mera suma de esas dos cualidades. Así que diseñaron un modelo digital para desentrañar los entresijos del atractivo físico.
Para su estudio, Said y Todorov usaron una especie de "mapa" digital para rostros que les permitió comprobar no sólo dos factores, como se había hecho en los estudios previos, sino 50. Clasificaron esos 50 factores en dos grandes categorías: la de forma, para rasgos tales como el tamaño de la nariz o el grosor de los labios, y la de reflectancia, para rasgos como la intensidad del color rojo de los labios, o la de la sombra alrededor de los ojos, con el fin de comprobar cómo esas cualidades se relacionan con las características que definen a un rostro atractivo de uno y otro sexo.
Los psicólogos crearon luego un software que procesó miles de rostros y sus puntuaciones según su atractivo adjudicadas por 20 estudiantes del sexo masculino y 20 del femenino, quienes clasificaron rostros del sexo opuesto. El software aprendió a asociar cada aspecto del rostro con el grado de atractivo físico. También logró ser capaz de determinar cuánto debería cambiar un rostro, y en qué aspecto, para ser más atractivo.
Cuando Said y Todorov sometieron rostros generados por ordenador al "ojo" crítico del programa, los resultados revelaron nuevas sutilezas.
Los hombres quieren normalmente que los rostros femeninos tengan una forma y una reflectancia femeninas. Sin embargo, resulta que las mujeres quieren que los rostros masculinos tengan una reflectancia masculina, pero una forma femenina.
Los psicólogos Christopher P. Said de la Universidad de Nueva York y Alexander Todorov de la Universidad de Princeton sospechaban que el atractivo físico es un fenómeno más complejo que la mera suma de esas dos cualidades. Así que diseñaron un modelo digital para desentrañar los entresijos del atractivo físico.
Para su estudio, Said y Todorov usaron una especie de "mapa" digital para rostros que les permitió comprobar no sólo dos factores, como se había hecho en los estudios previos, sino 50. Clasificaron esos 50 factores en dos grandes categorías: la de forma, para rasgos tales como el tamaño de la nariz o el grosor de los labios, y la de reflectancia, para rasgos como la intensidad del color rojo de los labios, o la de la sombra alrededor de los ojos, con el fin de comprobar cómo esas cualidades se relacionan con las características que definen a un rostro atractivo de uno y otro sexo.
Los psicólogos crearon luego un software que procesó miles de rostros y sus puntuaciones según su atractivo adjudicadas por 20 estudiantes del sexo masculino y 20 del femenino, quienes clasificaron rostros del sexo opuesto. El software aprendió a asociar cada aspecto del rostro con el grado de atractivo físico. También logró ser capaz de determinar cuánto debería cambiar un rostro, y en qué aspecto, para ser más atractivo.
Cuando Said y Todorov sometieron rostros generados por ordenador al "ojo" crítico del programa, los resultados revelaron nuevas sutilezas.
Los hombres quieren normalmente que los rostros femeninos tengan una forma y una reflectancia femeninas. Sin embargo, resulta que las mujeres quieren que los rostros masculinos tengan una reflectancia masculina, pero una forma femenina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario